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Foto: Rochi León

Grabadora: El nombre del actor es Santiago Maguill

Publicado: 2013-05-10

Ha estado alejado de la actuación por ocho años. Hasta ahora lo recuerdan por No se lo digas a nadie, película que protagonizó en 1998. Actuó en Before night falls,  con Javier Bardem y Johnny Depp. Antes de la función, se sienta un momento en una de las butacas.  Viste buzo; es disperso, nervioso, abierto. Sombras, en el Teatro El Olivar, va hasta el 19 de mayo.

*Desde el 2004 no actúo. Me aburrí, no sé. Me dejó de provocar. En realidad creo que me venía dejando de provocar hacía un tiempo ya. Por inercia sigues. No tomas la decisión. Bueno, algunas decisiones demoran en ser tomadas. Me cansé. Me aburrí. Quería dejar de hacerlo. Mientras tanto, he hecho de todo un poco. Hueveando. Sobre todo dedicándome a mi persona, y haciendo cosas que generen algún dinero, porque la vida cuesta. Claro que cuesta en la medida en que decidas qué cosas necesitas o no, pero igual cuesta.

Estoy vinculado a una asociación llamada Vipassana Perú. Es una asociación internacionalmente operativa, que enseña una técnica muy antigua de meditación. Lo que se dice es que la técnica la enseñó el Buddha hace 2500 años tal cual se enseña hoy. La asociación busca difundir la técnica. Yo la aprendí en el 2004, justo en la época en que dejé de actuar. De hecho tiene que ver. Todo tiene que ver en una decisión tan importante. Quizá en ese momento uno no es tan consciente, pero con la distancia te das cuenta de que sí tiene que ver, y en qué tiene que ver.

Hace un par de años me he vinculado con la educación, sobre todo inicial. Actualmente estoy en eso, aprendiendo, vinculándome, como más… no me gusta la palabra pero no sé de qué otra forma decirlo: ocupacionalmente, por no decir profesionalmente. Estoy allí en un par de proyectos, trabajando especialmente con niños pequeñitos.

Comenzó cuando una amiga se fijó que me llevaba bien con los niños y me dijo, como en broma, que en el nido en el que trabajaba necesitaban gente y que mande mi currículum. No se lo digas a nadie, Torbellino, ¿qué iba a poner en mi currículum? “Sí, pon eso”, me dijo. Bueno, lo puse y evidentemente no me dieron el trabajo, pero me quedé con el bichito y empecé a buscar talleres de teatro para niños. Eventualmente llegué a Carambolas, que es un nido que me abrió las puertas y allí estoy. Este es mi tercer año. Pienso quedarme allí este año. Nunca he planeado mucho, creo. A veces pienso que debería planear un poco más, pero pienso también que el plan se puede ir haciendo en el camino. En todo caso, este año planeo seguir haciendo eso y bueno, también estoy haciendo esta obra.

En realidad no hubo ni casting. Estaba caminando por una calle de Miraflores y me encontré con Sofía, que es la actriz de la obra y esposa de Martín, el director. Me dijo ‘Oye, ¿no te interesa actuar?’. Yo hace ocho años que no actuaba, así que en principio no es que me estuviese muriendo de ganas, pero tampoco es que me diese por decir ‘no’ de frente. Leí el texto y sentí algo, como que me provocaba. No sabía si tenía que ver con el texto o con tener ganas de actuar. Me animé, pues.

Sé poco de teatro pero escucho decir a los actores, al director, incluso al público, que esta obra es poco convencional, que es bien particular, y yo también lo creo. Es bien extraña. Yo me siento mucho más cómodo; más despreocupado por si a la gente le gusta o no. He disfrutado del proceso. Me lo he pasado bien.

Mientras tanto, que haya decidido actuar en esta obra no significa que retome mi carrera actoral. Estoy tomándome mi tiempo. He decidido esperar hasta el final de la temporada para pensar realmente en eso.

(Rafael Gutiérrez)


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Revista Vela Verde

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